La cápsula del tiempo


Después del paso del huracán María el 20 de septiembre de 2017 en nuestra isla nada ha sido igual. Nosotros, residentes del pueblo costero de Aguadilla aprendimos a vivir sin electricidad, sin agua, pero a la misma vez aprendimos que tenemos privilegios que otros pueblos no han tenido. Aguadilla tiene un aeropuerto y eso nos mantuvo observando movimiento constante de suministros y de esperanzas. No obstante, el mar que muchas veces es nuestro fiel amigo, se convirtió en parte de la pesadilla porque salió de los parámetros a los que hemos estado acostumbrados a verlo. 


Nuestra escuela superior Juan Suárez Pelegrina permaneció cerrada por más de 56 días. Los maestros, padres, estudiantes y la directora, realizaron diferentes gestiones para que pudiéramos volver a abrir y recuperarnos de lo que encontramos. Era hora de enrollarse las mangas y volver a comenzar, eso hicimos. Nuestros estudiantes regresaron, muchos sin energía eléctrica, sin agua, sin comida y otros sin ánimos. Comenzamos lo que muchos conocemos como nuestro año escolar más difícil. Tuvimos que condensar el currículo y buscar cuáles eran las destrezas más relevantes para poder transmitirlas y trabajarlas con nuestros alumnos. Así llegamos a la lectura de La noche que volvimos a ser gente, de José Luis González y así descubrimos que las desgracias le pueden pasar a cualquier país y que superarlas es parte del proceso. 

Escribimos, primero una crítica literaria al cuento de José Luis González y luego, nos creció el proyecto porque había mucha gente que seguía y sigue pasando necesidades en Puerto Rico. Decidimos hacer algo para ayudar, poner un granito de arena. A nuestras reacciones guiadas sobre el apagón se sumó un proceso de recolección de productos para ayudar a los pueblos del área oeste como Maricao. En este blog encontrarán las reacciones de los estudiantes a lo que pasaron en el huracán, fotos del proceso de redacción y  fotos del proceso en que los productos se entregaron, toda imagen es para fines exclusivamente educativos. Agradecemos a la Sra. Aixa Morales, maestra de tecnología, quien estuvo mano a mano con la parte digital y a los maestros Sra. Arleen Areizaga, Sra. Ivonne Blás, Sr. Antonio Bosques y Sr. Luis Román, quienes nos han integrado y apoyado en este proyecto, a las maestras de Educación Especial, a la Sra. Lillian Roldán por ayudarnos en la inclusión y al Sr. Samuel Cotto y al personal de apoyo de nuestro plantel, entre otros. Igualmente agradecemos a los empleados del Departamento de Salud en Aguadilla y Mayagüez y a la Iglesia Presbiteriana de Aguada, quienes colaboraron en este esfuerzo ayudándonos con el recogido de productos. 

El proceso de la escritura no es sencillo, conlleva planificación, deconstruir lo que previamente tenían pensado como escritura, reflexión, corregir y ser valientes. Fue como llevarlos a tocarse una herida a la que no querían mirar. Los estudiantes pasaron por muchas etapas, entre ellas que aún llegando al cierre de este proyecto nos hemos quedado varias veces sin energía eléctrica en la escuela y el proceso de terminar se alargó. No se imaginan lo difícil que ha sido para estos jóvenes escribir sobre su experiencia con el huracán y es ahí cuando vemos lo mucho que nos ha marcado. También lo hermoso que ha sido ver que no solamente les movió a contestar las preguntas que fui dando para que pudieran animarse a escribir, sino que querían ayudar realizando algún acto de colaboración. Que la escritura mueva a la reflexión. al desahogo y a la acción ya es para mi la satisfacción del deber cumplido. 
Dra. Waleska V. Castillo Crespo

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